I
Ciego de amor mi sol se oscurece,
tu desdén nubla
mi sendero,
ciego de amor
mi ser se estremece
sin ruta divaga
mi amor limosnero.
II
Mi corazón esta seco, mi alma mucho más,
se enfumó la
alegría, se perdió la risa,
aunque tu lo
rechaces tu siempre serás,
aquel amor primero que huyo muy aprisa.
III
Tu presencia me absorbe, tu mirada se siente,
tu sonrisa no sé,
que tendrá tu sonrisa,
que me tienta la carne, que me enciende la mente,
y he pecado en tu nombre de manera sumisa.
IV
Muy serio y muy triste, de alegría me río,
y te veo distante muy cerca del mar,
está fuerte el calor y me muero de frío,
está abierta una herida y no puede sanar.
V
Es un dardo el desprecio que surco muy veloz,
y sin darme yo cuenta me clavo muy potente,
y como bestia salvaje me mordió muy feroz,
y en mi vida la luz se enfumó de repente.
VI
Mi horizonte es muy triste, ya no puedo reír,
que ha pasado en mi alma y es tan grande la herida,
que por más que yo quiero ya no puedo vivir,
ya no tengo ilusión,
nada quiero en la vida.
VII
Por curar tú la herida,
la bañastes con hiel,
de desdén, de desprecio, de malicia,
ironía,
no quisistes
ayudarme, y has sido muy cruel,
que has reído con burla, sorna, y felonía.
VIII
Con malicia sonreístes y en tu cara se veía,
que por mí no tenías el sentimiento más pequeño,
y siempre yo supe que
tu desprecio sería,
la muerte de mi mente,
el entierro de mi sueño.
IX
Para que mirar las flores, si mi mente no percibe,
para que mirar las rosas, si mis ojos ya no ven,
para que tener la vida si en el alma del que escribe,
le cerrates tu
los ojos con falacia y con desdén.
X
Para que mirar las flores, para que mirar las rosas,
si mis ojos ya no ven , se han cegado en la locura,
de perderte entre los versos, las rimas y las prosas,
en mi vida ya no hay luz, solo tu mi
noche oscura.
XI
De tus besos yo gosé el amor y la ternura,
que en una ilusión soné que un día tu me distes,
en sueños yo sentí la pasión y la locura,
el abraso que en verdad tu nunca me cedistes.
XII
Es triste, es muy triste amar sin recibir,
se nos acaba la
vida, se nos acaba la calma,
para vivir asi,
si asi es vivir, es mejor morir,
y dejar que fugaz se nos enfume el alma.
XIII
Te he odiado, te he querido, en verdad yo ya no se,
cual ha sido el sentimiento que más te he tenido,
odiarte yo he querido, y justo lo pensé,
pero el amor se impone, y odiarte no he podido.
XIV
Tu la dueña de mi vida me
clavastes una daga,
que sucede vida mía,
me arrancastes el corazón,
y por más que
tu no quieres, ya la llaga
en mi alma es tan grande, que no tiene curación.
XV
Fui como el pájaro que al cruzar el cielo,
le alcanzó la bala feroz del cazador artero,
y cayó veloz hasta alcanzar el suelo,
y murió solo,
sin oír el esperado.. ¡ amor te quiero ¡.
XVI
Soy como el cándida
ave que trae
su canto, y
belleza sin igual,
y sin notar el engaño en su inocencia cae,
en la trampera jaula inmoral.
XVII
Fuimos como el relámpago y el trueno,
que en un instante
nacen y mueren unidos,
así fue tu amistad fingida y mi amor pleno,
nacieron sin futuro y mueren heridos.
XVIII
Vida mía si supieras, del valor de la amistad,
que el amigo sufre, llora, y muere por su par,
y en su alma
solo vale el valor de la verdad,
que te quiere, no te olvida, y no te
deja de amar.
XIX
Oye, piensa, me
has arrancado la fe,
mi jardín esta solo,
ya no hay flores,
ya las verdes hojas de color café,
reflejan penas, angustia, sinsabores.
XX
Fuiste seudoamiga,
porque fuistes desleal,
fuiste como agua que corre y no volverá jamás,
que paso muy aprisa surcando el manantial,
y quitastes de mi vida el amor, la calma y la paz.
XXI
El agua surca el rio,
estalla en la piedra, en la roca,
estalla en burbujas,
se desvanece en la corriente,
como se desvaneció el beso que quise dar en tu boca,
y murió sin haber nacido, impábido e
impotente.
XXII
Espero al irme yo,
no volverte a ver jamás,
y espero en el tiempo poderte yo olvidar,
no podría soportar,
y en mi vida su serás,
la causante de mi muerte si te volviera a encontrar.
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